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Un desierto verde

Brasil es líder mundial en la producción y exportación de cereales, especialmente de soja, que se utiliza en China y Europa para la fabricación de piensos. La frontera agrícola más reciente de Brasil es la región de Matopiba, que es una zona continua al Amazonas situada en su mayor parte dentro del bioma del Cerrado.

La expansión de la frontera sojera supone una gran ingreso de divisas al país, pero también alimenta el uso del fuego, la deforestación y el acaparamiento de tierras donde habitan comunidades rurales. El monocultivo de soja tiene consecuencias ambientales borazes com la contaminación del suelo y los ríos, destrucción de los cultivos de las comunidades rurales.

Este trabajo forma parte de un proyecto sobre capitalismo clandestino realizado por las organizaciones Vía Campesina, Grupo de Trabajo sobre Tierra y Territorio CIP, Universidad Campesina UNICAM Suri, FIAN i RUIDO Photo.

by - Edu Ponces

Es un bioma que ha sido deforestado en las últimas cinco décadas en un 47% con un objetivo: hacerlo tierra buena para los monocultivos y pastos y exportar los granos, sobre todo a China y la Unión Europea.

El Cerrado, considerada justamente como la sabana más rica del mundo por su biodiversidad, va camino a convertirse en un páramo verde. Si la Amazonía se lleva todo los flashes, El Cerrado es la hermana pobre: solo el 13% de su superficie está protegida.

“Antes la vida era difícil, pero había mucha caza y pesca, y teníamos pequeñas plantaciones y huertas. Con la llegada de los proyectos agropecuarios las aguas de Riozinho y Brejo da Lagoa, que utilizábamos para beber, cocinar, lavar ropa y pescar, se contaminaron con el pesticida de las plantaciones de soja.